La historia del vino mexicano tiene muchos capítulos, pero ninguno tan apasionante como el que se escribe en Baja California. Quizá ya lo hayas escuchado: el estado es oficialmente reconocido como la Capital del Vino Mexicano. Y si amas la buena copa, este dato es solo el comienzo.

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Gran parte de esta riqueza enológica se concentra en Ensenada, un municipio vasto que alberga siete valles vitivinícolas. Aunque la vid no nació aquí, fue en estas tierras donde encontró su hogar ideal… y donde floreció hasta convertirse en el epicentro del vino mexicano.
El más famoso, por supuesto, es Valle de Guadalupe. Este valle ha vivido un crecimiento extraordinario: sus vinos figuran entre las mejores catas del país, atraen viajeros de todas partes y han despertado la curiosidad de enólogos y catadores del mundo entero. Todos quieren descubrir por qué el vino de Baja California es tan especial.

La popularidad del Valle de Guadalupe es enorme, pero a veces su brillo opaca a los otros seis valles que componen esta increíble región vitivinícola. Cada uno aporta algo único:
De acuerdo con Pro Vino Baja California, estos siete valles producen alrededor del 70% del vino nacional. Un dato que no solo impresiona: también confirma que Baja California es el corazón palpitante de la vitivinicultura en México.

Quienes vivimos en Baja California solemos llamar a esta región una “tierra sagrada”, y no es una exageración. La combinación de factores naturales aquí es casi poética:
No importa a cuál valle vayas, hay algo en común: la certeza de que la naturaleza fue especialmente generosa con estas tierras. Y esa bendición se traduce en vinos complejos, elegantes y de enorme carácter.

Cada valle tiene personalidad propia, y eso hace que cada copa cuente una historia distinta. Aunque compartan origen geográfico, el resultado cambia según la tierra, la cosecha y, sobre todo, la visión del enólogo. Técnica, talento y creatividad se mezclan para dar vida a vinos que no se parecen entre sí.
Además, la dispersión de los valles es una ventaja para los viajeros: invita a armar un roadtrip espectacular. No están a distancias caminables entre sí, lo que convierte el recorrido en una aventura perfecta para descubrir paisajes, arquitectura vinícola, experiencias gastronómicas y, por supuesto, muchas copas memorables.
La próxima vez que hables del vino de Baja California, recuerda que su grandeza no proviene de un solo lugar, sino de siete tierras maravillosas, cada una con su magia, su gente y su historia.

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